En varias
clases ha salido en los debates el término “ayudar”. Muchas veces al usar esa
palabra mis compañeros la acompañan un gesto con ambas manos para mostrar que
lo usan entre comillas.
Entiendo
que muchos de ellos ven que ayudar es paternalista y un concepto
negativo. Y en cierta parte lo es. Pero creo que esta manera de pensar solo es aplicable
en aquellos momentos donde queremos ayudar sin que se nos haya pedido ayuda.
Como futuras
educadoras sociales, la gente que con la que trabajamos esperan que les
tendamos una mano para poder aferrar- se a ella hasta que pueden levantarse
cuando han caído. Obviamente tendremos que respetar sus decisiones y en ningún
caso imponer las soluciones que nosotros creemos las correctas o las adecuadas,
pero yo considero, personalmente, que ayudar es hacer algo para otra persona
para aliviarle el trabajo, porque consiga un determinado fin, para paliar o
evitar una situación de aprieto o riesgo que lo pueda afectar.
Acompañar, en cambio, es estar con otra persona o ir junto a ella. Es precisamente por eso que considero que, a pesar de que uno o una educadora social tiene que hacer ambas, el principal foco es ayudar, puesto que la última acción acostumbra a ser tarea de los avenidos de quienes se encuentra en la situación difíciles, puesto que no tienen medios para hacer que superen esta, pero si pueden estar con ellos cada paso del llevar camino que los espera.
Entre ayudar y acompañar existe una diferencia, como se aprecia tanto en la posición del cual tiende la mano como el que recibe esta mano, dependiendo de si se ayuda o si se acompaña. pero existe también un punto en común: las dos la tienden.
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