¿QUIÉN SE ENCARGA DEL LADO HUMANO?

Tras varias entradas al blog hablando de la salud mental y hablando sobre romper el estigma mediante la educación social, el papel del educador como individuo es un tema que lleva rondando mi mente durante algún tiempo.

Una de mis compañeras de clase ha comentado la importancia de tener claro nuestro papel como educadores, nosotros no somos médicos, no tendríamos que construir nuestra narrativa a partir del diagnóstico del sujeto, sino a partir del conocimiento personal y de los intereses del sujeto.

Un educador o educadora es capaz de rescatar capacidades, de situar a la persona en el centro de su atención y aporta el conocimiento de las diferentes redes de atención actuando de puerta giratoria para hacer llegar a los equipos especializados las necesidades de la población.

La educadora o educador ofrece una relación asistencial que trabaja el vínculo con la persona atendida, que da tiempo a los procesos de relación y de cambio, que tiene en cuenta a la persona como principal sujeto de cambio y objeto de intervención.

Creo que muchas veces nos centramos demasiado en el aspecto médico de esta situación y olvidamos por completo el humano, y es por eso por lo que el papel de la educadora social se me hace esencial.



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