Tras ver “Con Lupa” no puedo dejar de pensar en cuántos y cuántos prejuicios todos tenemos.
Actualmente, formamos parte de una sociedad que solo
sabe juzgar aquello que no forma parte de la normalidad. Pero, realmente, ¿qué
entendemos por normalidad? Y, sobre todo, ¿Quién somos nosotros para definirla?
Desde el momento en que nacemos, ya estamos marcados
por una serie de estereotipos, como por ejemplo que una chica tiene que llevar
pendientes, en cambio, un chico no. Esta decisión se toma sin contar con
nuestras propias opiniones.
Si nos comparamos con otras sociedades, esto realmente
no pasa, ya sea porque tienen otros cánones de belleza o porque no están
influenciados por nuestras tendencias. Los países menos desarrollados serían un
gran ejemplo que nos muestra perfectamente esta diferencia.
Actualmente nadie tendría que estar condicionado por ninguna
otra persona, puesto que, si una chica se corta el cabello, no se pone
pendientes o no se quiere depilar, se la tilda de no ser femenina, de tener
actas feministas o de querer llevar la contraria.
Los prejuicios son opiniones o juicios que no se basan
en ninguna experiencia o causa. Es una manera de generalizar basándose en
características o rasgos diferenciales que está muy relacionada con la
discriminación. Los prejuicios no suelen tener en cuenta experiencias reales ni
contrastadas. Se basan en información imaginaria que nunca se verifica:
amenazas, leyendas o mitos.
Realmente, no somos más que una sociedad plagada
prejuicios.
Comentarios
Publicar un comentario